domingo, 17 de enero de 2010

Argentinos en Haití


Julio duerme, le falta poquito para levantarse cuando escucha un ruido ensordecedor, se estremece, pega un salto de su cama y ve cómo la lámpara de la habitación cae estrepitosamente al suelo mientras el edificio se bambolea de un lado a otro. Piensa que sueña pero es realidad, el movimiento en la escala de Richter es de 7 grados, según el informe de las autoridades. Sale del edificio corriendo, desnudo, el mismo es antisísmico, esta a salvo. La Ciudad más importante de Haití está en ruinas. Caos total. La mayoría de los edificios destruidos por el terremoto a pesar de estar supuestamente preparados para éste tipo de acontecimientos, se ve que no es así, debido a que ingenieros y arquitectos inescrupulosos abultan sus ganancias en detrimento de la calidad de los mismos. Sin agua, con la luz cortada, escombros por doquier, gritos que no se saben de dónde provienen, olores fétidos que anuncian la muerte. Julio al salir no toma sus anteojos de la mesita de luz y su miopía le impide ver una enorme zanja abierta en medio de la calle, cae y está dos días tapado por escombros sin conocimiento. Despierta en el Hospital Argentino Itinerante que montaron en la zona, salvan su vida pero el médico argentino que lo atiende siente que debió dejarlo morir a pesar de su juramento. Mediante comentarios se entera que Julio nacido en el Impenetrable (Chaco) compatriota suyo es uno de esos inescrupulosos ingenieros. Mientras concluye las últimas curaciones, el médico lo increpa respecto de su actitud, de su irresponsabilidad de construir edificios no preparados para la zona con la connivencia de algún responsable municipal. Le da el alta al mismo tiempo que le grita y lo hostiga. Julio está perfectamente bien y trata de hacer caso omiso a las acusaciones del médico que dice: yerba mala nunca muere. En esos momentos se apodera de Julio una terrible ira, lo toma del cuello y mientras está a punto de asfixiarlo le pregunta porque se encuentra salvando vidas en Haití cuando miles de personas mueren en el impenetrable por falta de atención médica y le espeta otra frase: la caridad bien entendida empieza por casa. Los ojos del médico comienzan a cerrarse pero intervienen colegas en su ayuda, entre varios toman a Julio mientras otros auxilian al médico. Logran separarlos. Julio va hacia la casa de un amigo arquitecto para quedarse ya que no está afectada por el sismo, los materiales utilizados en ésta construcción son los permitidos. En el camino ve miles de cadáveres putrefactos, el que más le impresiona es el de un niño de unos cinco años, decapitado, con sus riñones y estómago visibles. Se le caen las lágrimas mientras recuerda la pelea con el médico, cambia de dirección hacia el aeropuerto y saca un pasaje de emergencia para regresar a Argentina.

Graciela Pera
Relato Ficción adaptado de una noticia
Enero 2009

lunes, 4 de enero de 2010

Pomar se escribe con P de Prudencia


Paradójico los Pomar y la Prudencia, que deberían haber tenido los miembros de la sociedad en especial los medios de comunicación, con el concepto de la construcción de sentidos.
Prudencia es mesura, ser discretos. No es fácil teniendo en cuenta que es una virtud.
Virtud cualidad considerada buena.
Traigo como referencia el caso Pomar, como lo podría hacer con tantos otros y no deseo referirme a la investigación en si, buena o mala, sino a las suposiciones emitidas por los medios de comunicación, que han dañado severamente a dos familias.
Del Sr. Fernando Pomar dijeron poco más que era un asesino serial, intenciones de abuso con su hijita mayor, gran cantidad de deudas, había comprado un arma para matar a su familia, que por ser técnico bioquímico estaba en la movida de los medicamentos truchos, narcotraficante.
Los medios de comunicación son responsables de la construcción de sentido, ergo hacerse cargo del mensaje que emiten.
Dicha una falacia o una calumnia se daña el honor, la vida de una persona, es muy difícil luego de revertir dicha situación.
Alguna falla debe haber en nuestra sociedad que la víctima pasa a ser el victimario, al que hay que investigar, en algo raro andaba.
Resulta que la frondosa imaginación de los medios se dio la nariz contra la pared, porque fue un accidente automovilístico. Por más que la investigación diera un giro sorpresivo en el futuro, eso no avala el tratamiento que los medios destinan a determinados casos.
Los medios de comunicación, deben informar utilizando la cautela.
Los medios se excusaron diciendo que esas eran las informaciones que les llegaban, y aunque fuera así y las chequearan deberían aplicar la ética que es la parte de la filosofía que trata de la moral. Saber cuál es el límite.
Otra vez el tema de los límites que todos debemos tener para funcionar como sociedad.
Las familias de Fernando y Gabriela, muchos de sus amigos (los reales) otros también hablaron tonterías, no sólo tienen que sufrir el enorme dolor de haber perdido a cuatro integrantes de su familia, sino tuvieron que soportar que se dijeran cosas vergonzosas con respecto a la vida privada de sus seres queridos.
Que suelta tenemos la lengua los mortales y que cerrada la escucha.
Prudencia deriva del latín “prudentia” y ésta del griego “phronesis”, significa conciencia, comprender la diferencia entre el bien y el mal. Virtud de actuar en forma justa, adecuada y con cautela.
Bruyere decía: hay gente que habla justo un momento antes de haber pensado.
Graciela Pera
Diciembre 2009