No lo puedo creer, pero ayer mi compañera de la profesión más antigua del mundo, Chochi, me contó que todos los viejos del pueblo se compraron un pasaje de avión y se habían ido no se adónde.
Le dije que no se preocupara, después de todo era lo que queríamos, librarnos de esos viejos carcamanes.
Hoy cuando la veo a Chochi tenía una cara de contenta!!!, como si hubiera volado a la estratósfera, la muy ladina no quería largar prenda, pero conmigo no iba a poder, porque los que dicen que soy chusma se equivocan, en realidad soy perseverante y ávida de conocimientos.
Después de unos días, Chochi, me contó que le pasaba. Había estado con un tipo que era una fiera y además bondadoso, yo le dije que bueno, no era para tanto, un golpe de suerte lo puede tener cualquiera.
Me mordía los codos por conocer al tipo, pero conociendo a Chochi, en realidad Chochi conociéndome a mi, era poco probable.
Pasó un mes, se produjo el milagro (tal vez fueron mis rezos a San Antonio), Chochi aparece con cara de carnero degollado y me presenta al tipo.
Ni les cuento, era un bombón, yo le veía cara conocida, pero no lo podía sacar…Hasta que después de tomarnos un par de whiskys, Chochi me dijo que era Don Jaime, yo le dije que estaba en pedo, pero ella insistía, la noche anterior cuando se quedó dormido le había visto el DNI en la mesita de luz.
Yo no lo podía creer, pero mirándolo bien, las facciones eran casi idénticas, pero aparentaba cincuenta años menos, pensé que podía ser el nieto, porque Don Jaime tiene 95 y éste daba 45.
Don José, el almacenero, me dijo que Don Jaime le había dicho que estuvo varios años viviendo en Vilcabamba, una pequeña ciudad de Ecuador a 1500 mts. sobre el nivel del mar. No hacía dieta, se había curado la diabetes, tomaba chamico (una droga del lugar) más peligrosa que la marihuana, alcohol y ¡no necesitaba Viagra!!! De eso puede dar fe mi compañera Chochi.
Se volvió porque extrañaba un poco, siempre le había gustado Chochi (a éste viejo verde), además le contó que estaba aburrido de las mujeres del lugar y las que venían de afuera no llegaban ponerse a tono porque los viejos no le daban tiempo, se iban azoradas, el problema que tienen ahora en Vilcabamba es que los viejos centenarios se están volviendo locos porque escasean las mujeres.
Al otro día, le hice un “favorcito” al avaro de Don Jaime, cuando se quedó dormido le saqué unos buenos morlacos de su billetera…luego de unas horitas de viaje veo el cartel en el Aeropuerto: Bienvenidos a Vilcabamba, Welcome to Vilcabamba y grité: ¡living, la vida loca!!!
Graciela Pera
Sugerencia: Eterna Juventud, del médico y escritor argentino Ricardo Coler.
Le dije que no se preocupara, después de todo era lo que queríamos, librarnos de esos viejos carcamanes.
Hoy cuando la veo a Chochi tenía una cara de contenta!!!, como si hubiera volado a la estratósfera, la muy ladina no quería largar prenda, pero conmigo no iba a poder, porque los que dicen que soy chusma se equivocan, en realidad soy perseverante y ávida de conocimientos.
Después de unos días, Chochi, me contó que le pasaba. Había estado con un tipo que era una fiera y además bondadoso, yo le dije que bueno, no era para tanto, un golpe de suerte lo puede tener cualquiera.
Me mordía los codos por conocer al tipo, pero conociendo a Chochi, en realidad Chochi conociéndome a mi, era poco probable.
Pasó un mes, se produjo el milagro (tal vez fueron mis rezos a San Antonio), Chochi aparece con cara de carnero degollado y me presenta al tipo.
Ni les cuento, era un bombón, yo le veía cara conocida, pero no lo podía sacar…Hasta que después de tomarnos un par de whiskys, Chochi me dijo que era Don Jaime, yo le dije que estaba en pedo, pero ella insistía, la noche anterior cuando se quedó dormido le había visto el DNI en la mesita de luz.
Yo no lo podía creer, pero mirándolo bien, las facciones eran casi idénticas, pero aparentaba cincuenta años menos, pensé que podía ser el nieto, porque Don Jaime tiene 95 y éste daba 45.
Don José, el almacenero, me dijo que Don Jaime le había dicho que estuvo varios años viviendo en Vilcabamba, una pequeña ciudad de Ecuador a 1500 mts. sobre el nivel del mar. No hacía dieta, se había curado la diabetes, tomaba chamico (una droga del lugar) más peligrosa que la marihuana, alcohol y ¡no necesitaba Viagra!!! De eso puede dar fe mi compañera Chochi.
Se volvió porque extrañaba un poco, siempre le había gustado Chochi (a éste viejo verde), además le contó que estaba aburrido de las mujeres del lugar y las que venían de afuera no llegaban ponerse a tono porque los viejos no le daban tiempo, se iban azoradas, el problema que tienen ahora en Vilcabamba es que los viejos centenarios se están volviendo locos porque escasean las mujeres.
Al otro día, le hice un “favorcito” al avaro de Don Jaime, cuando se quedó dormido le saqué unos buenos morlacos de su billetera…luego de unas horitas de viaje veo el cartel en el Aeropuerto: Bienvenidos a Vilcabamba, Welcome to Vilcabamba y grité: ¡living, la vida loca!!!
Graciela Pera
Sugerencia: Eterna Juventud, del médico y escritor argentino Ricardo Coler.
2 comentarios:
Hola graciela.
Lei todas tus notas y me gusta como escribis, segui adelante!
besos
Paula Barbieri
Yyyyuuuuhhhhuuuu!!!!
antesdeiravillacambateníasetentaydosañosyluegodeotrosveiteallíestoyaprendiendoadeletreardenuevocomosifueraunbebémirencomollorobuabuabuabuaesmuylindoellugarcasamascasamenosigualitoamidiquelujanymellamoanonimoen esteblogdegracielaporquesemehaceunagalletatenerqueelegirotroperovoyafirmaroscar
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