jueves, 27 de mayo de 2010

Chacabuco la tierra de Haroldo Conti


Fui a conocer Chacabuco, donde nació mi padre en 1918, movida por la curiosidad y una partida de nacimiento en la cual había salido de testigo un tal Vallerga, vecino del pueblo devenido en ciudad. En esa época los niños nacían en las casas y un vecino hacía de testigo frente al Juez de Paz del pueblo. Eran los finales de la primera guerra mundial. No se puede retratar en pocas líneas la emoción de ésta familia de Chacabuco al ver en ese papel de noventa y dos años de antigüedad la firma del que fuera su padre. Como toda gente de pueblo, aunque Chacabuco es ciudad, sigue conservando ese encanto pueblerino, que permitió que me invitaran a pasar y charlásemos un poco. Es rara la sensación que uno siente al encontrarse en la tierra donde nació el ser que fue capaz de engendrar a otro ser. La tierra de Haroldo Conti es la tierra de mi padre y la tierra de mi padre es la de Haroldo Conti, con siete años de diferencia. Conocer a un personaje como Joe, el peluquero que vive al lado de los Vallerga, y confesó su edad verdadera que a decir verdad está muy bien llevada al igual que su verborragia fue todo un placer. Tratar de espiar aunque más no se por una hendija tu antepasado es apasionante. El 25 de mayo nació Conti, el 7 de junio, mi padre, ambos geminianos. Hospèdarse en el Hotel Italia, el más antiguo de Chacabuco, fue también un placer, al igual que almorzar y cenar en el restauratne frente a la plaza, creo que se llama La Marina, un placer aún mayor. Mi padre se aporteñó y Conti se enamoró del Delta, en Tigre, donde vivo actualmente. ¿¿Existirán las casualidades?
Graciela Pera
27 de mayo de 2010

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